El lunes pasado murió el poeta José Antonio Muñoz Rojas. Recuerdo, hace ya treinta años, acompañando a Andrés Trapiello, que iba a verlo por primera vez a su casa, yo durante el camino intentando convencerle de que le diese una oportunidad a Chaves Nogales. Al llegar al portal me dijo que subiese con él: "Te gustará, es un hombre de campo, nada afectado...". "Bueno, subiré un rato, pero sólo un rato, que tengo cosas que hacer...". "Como tú veas...".
Nos recibió en su salón, desde donde se admiraba una panorámica sobre el Botánico madrileño. Empezaron a hablar, continuando al instante una conversación justo en el punto donde la habían dejado días atrás, parecían ajedrecistas retomando una partida. Yo me dediqué a curiosear por la inmensa biblioteca.
Alzaron un poco el tono y durante unos segundos dejé de ojear el original de "The Waste Land" que tenía entre mis manos. "¿Juan Ramón Jiménez? Yo soy machadiano". Murmullé un ¡Sí! de espaldas a ellos. Debió ser audible porque se interrumpieron un segundo. No lo vi, pero estoy seguro que Trapiello me dedicó una mirada, la sentí. Luego él continuó. "Parece usted un seguidor de un torero que lamentara no poder serlo al mismo tiempo de otro, al que admirara por igual". "Yo he paseado mucho por el campo...", pero perdí el hilo de la interesante conversación cuando en las primeras páginas del libro encontré una dedicatoria y firma del mismísimo T. S. Eliot. Estudié los trazos.
Los cinco o diez minutos que pensaba estar allí se alargaron horas buceando en libros hasta que Andrés carraspeó que nos íbamos. Salí del trance, me puse el abrigo y le di la mano al poeta. Cuando salíamos por la puerta confesó categóricamente: "No se puede ser rico y escritor al mismo tiempo". Y en sus ojos pequeños, de lebrato, brillo un sobrentendido.
Ni torero, pensé yo.
Nos recibió en su salón, desde donde se admiraba una panorámica sobre el Botánico madrileño. Empezaron a hablar, continuando al instante una conversación justo en el punto donde la habían dejado días atrás, parecían ajedrecistas retomando una partida. Yo me dediqué a curiosear por la inmensa biblioteca.
Alzaron un poco el tono y durante unos segundos dejé de ojear el original de "The Waste Land" que tenía entre mis manos. "¿Juan Ramón Jiménez? Yo soy machadiano". Murmullé un ¡Sí! de espaldas a ellos. Debió ser audible porque se interrumpieron un segundo. No lo vi, pero estoy seguro que Trapiello me dedicó una mirada, la sentí. Luego él continuó. "Parece usted un seguidor de un torero que lamentara no poder serlo al mismo tiempo de otro, al que admirara por igual". "Yo he paseado mucho por el campo...", pero perdí el hilo de la interesante conversación cuando en las primeras páginas del libro encontré una dedicatoria y firma del mismísimo T. S. Eliot. Estudié los trazos.
Los cinco o diez minutos que pensaba estar allí se alargaron horas buceando en libros hasta que Andrés carraspeó que nos íbamos. Salí del trance, me puse el abrigo y le di la mano al poeta. Cuando salíamos por la puerta confesó categóricamente: "No se puede ser rico y escritor al mismo tiempo". Y en sus ojos pequeños, de lebrato, brillo un sobrentendido.
Ni torero, pensé yo.
5 comentarios:
Perdone que le deje un comentario que nada tiene que ver con el post, seguro que sabrá perdonar mi osadía.
Simplemente recordar que hoy se cumplen 24 años de la muerte de José Cubero Sánchez, Yiyo.
Un saludo.
MANUEL ORTEGA
Se fue un gran escritor, su libro 'Las cosas del campo' es una joya que no me falta a mano.
La condesa de Estraza
la Condesa se me adelantó por lo que no me queda más que suscribir su comentario,
saludos
Oselito.
Sr. Ortega... le agradezco su comentario.
Condesa, un placer tenerla por aquí. Gracias también a usted y a Oselito por recordar esa joya,,,
un saludo y perdonen el retraso... el trabajo y esas maldiciones... ya saben...
Mu weno...mi reino por un original firmado de the wasteland!!!
Salud
Pablo LX
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