(Ganadería de Palha. Nº 668, Camarito, castaño, 592, 4/05)
Esto que voy a decir desde mi minarete sé que para muchos será un sermón de un talibán torista (así me califican). Palabras de otro siglo. Pero como aficionado fanático, no tengo otra opción que no callarme.
Porque según piensa uno, a ese sexto toro que se corrió de la ganadería de Palha, oriunda de Portugal, aunque no fue el mejor del "decepcionante" festejo acontecido el pasado domingo 27, en la plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo, situada en la calle Alcalá de la ciudad de Madrid, a ese toro, Camarito de nombre, igual que su hermano ganador de la corrida concurso celebrada en Vic Fezensac este mismo año, tras salir a la primera plaza del mundo y recibir una ovación, y dar un buen tercio de varas, cosa ya en desuso, aunque siendo un poco tardo, como su homónimo hermano, a ese toro, el matador de turno, llamado Iván Fandiño, originario de Vizcaya, en la faena de muleta, le debía haber medido los terrenos, colocándolo en suerte con dos o tres lances, lo más poderosos, artísticos y fajados que pudiese, y con la espada de matar ya en la mano, haberse volcado sobre el morrillo, pasaportándolo al otro barrio con una estocada en todos los rubios.
Entonces, cosa que no hago nunca, le hubiese pedido la oreja.
Pero no, el público y el torero pensaron que a ese toro se le podía torear como a un Domé. Fracasaron en el intento.
Esto que voy a decir desde mi minarete sé que para muchos será un sermón de un talibán torista (así me califican). Palabras de otro siglo. Pero como aficionado fanático, no tengo otra opción que no callarme.
Porque según piensa uno, a ese sexto toro que se corrió de la ganadería de Palha, oriunda de Portugal, aunque no fue el mejor del "decepcionante" festejo acontecido el pasado domingo 27, en la plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo, situada en la calle Alcalá de la ciudad de Madrid, a ese toro, Camarito de nombre, igual que su hermano ganador de la corrida concurso celebrada en Vic Fezensac este mismo año, tras salir a la primera plaza del mundo y recibir una ovación, y dar un buen tercio de varas, cosa ya en desuso, aunque siendo un poco tardo, como su homónimo hermano, a ese toro, el matador de turno, llamado Iván Fandiño, originario de Vizcaya, en la faena de muleta, le debía haber medido los terrenos, colocándolo en suerte con dos o tres lances, lo más poderosos, artísticos y fajados que pudiese, y con la espada de matar ya en la mano, haberse volcado sobre el morrillo, pasaportándolo al otro barrio con una estocada en todos los rubios.
Entonces, cosa que no hago nunca, le hubiese pedido la oreja.
Pero no, el público y el torero pensaron que a ese toro se le podía torear como a un Domé. Fracasaron en el intento.
4 comentarios:
A mi no me decepciono,me esperaba mas de los toreros ,de dos en concreto pero de decepcion nada. ma parecido ler muchas txorradas por ahi,quizas sea por quel ganadero a veces peke de bokatxankla. Lo poco que hizo Rafaelillo en el 4 me alegro pero yo queria mas y fandiño tenia que haber hechado mas cojones,que pa eso es de Bilbo ostia. Aunque quizass no sepa ver los toros, y lo que fue era lo que habia. un saludo monsieur Sol y Moscas.
Ha,que estabamos en el minarete. Beslama gauri.
Bastante de acuerdo. A mí no me decepcionaron los toreros (es lo que tiene la ausencia de expectativas) pero creo que a los toros se les lidió malamente. Incluso el cuarto, que podía tener una faena más aproximada a los Domé, se fue con pena y sin gloria. Pero yo de esto no sé mucho, la verdad.
Sr. Kaparra, tenemos que aprender del Sr. Bravo. Todo es cuestión de expectativas. Había que ir sin ellas. Yo fui con unas pocas (culpa de corridas precedentes) y por lo tanto algo de decepción hubo. En Barna, las expectativas se cumplieron... pero como dice Manón: No es lo mismo... y no puedo dejar de estar de acuerdo.
Sobre la corrida: aprobaron 3, 4, 5 y 6, los dos primeros: flojos. La lidia y el tercio de varas: malignos. Los toreros: mejor no hablar (a Rafaelillo sí lo mata a la primera y bien le hubiera aplaudido en la vuelta al ruedo... pero con ese bajonazo).
Claro, que todo esto lo veo desde el minarete, no desde Disneylandia... y la perspectiva cambia mucho...
(A propósito, Sr. Kaparra, el minarete es este blog, no Las Ventas, que son otra cosa...)
un saludo
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