El ser humano ya no sólo está situado en "el mundo" a secas, sino en un mundo fábricado por él, lleno de artefactos y máquinas que entrañan un inmenso peligro de destrucción y deshumanización.
El ser humano ha quedado desfasado en relación con el mundo tecnificado. Inmerso en una modernidad demasiado rauda, impersonal y alienante, el hombre carece de imaginación, de sentimientos y de ética acordes con las perspectivas, las necesidades y las exigencias de su nueva criatura-monstruo.
Éste ya no es una cómoda morada en la que reinan los seres humanos; la "técnica" ocupa el trono y su dominio es un lugar terrible que, aunque en apariencia ofrece "libertad", amarra a sus súbditos.
Los hombres se han convertido en trabajadores por cuenta ajena, que tienen que vender sus conciencias al diablo de la producción a cambio de un salario que apenas si les permite sostenerse. El mundo tecnificado los devora y les destroza el alma, les ofrece "un todo" que a la vez "es nada". Sobre Günther Anders.
Mejor toro que gallina...
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