En todos los tiempos hemos gozado de Antonios Saura, de Manueles Vicent y de Eugenios Noel; en los años treinta este último era enemigo de la fiesta e impertérrito asistía desde el tendido a corridas y novilladas por el puro placer de hacerse insultar por los taurinos. Hoy día ya son más eficaces las ministras socialistas en tratar de prohibir los toros, en impedir que se rellene la bota de tinto y en arrancarnos el puro de la boca. Según don Alberto Ruiz de Samaniego, el comisario del Pabellón de España de la actual Bienal de Venecia, "es evidente en la actualidad que el mercado corrompe pero también hay que pensar en que produce sus propios efectos, como la desmaterialización de los objetos en media, a-media, multimedia, red". Me pregunto qué comunidad autónoma le habrá nombrado. No, mi querido amigo, el mercado del arte no corrompe. Lo que de verdad corrompe es esta retahíla de tonterías, de corrupción, de cinismo, de ignorancia, de injusticia, de subvenciones en la que estamos metidos. Es cierto que nunca me gustó recoger el testigo que me tendía Antonio desaparecido. En aquellos desiertos éramos dos patéticos Simones despotricando entre las dunas ante tantos desmanes y tantas desigualdades, tantas estulticias y tanta arrogancia, rodeados de licenciados Vidrieras con el estómago vacío sacando el pecho, rociando con migas sus barbas. A nadie le gusta el papel de Pepito Grillo, pero es preciso reconocer que a veces Arco nos quita el sueño y nos pone en un estado de nervios muy cercano a las puertas de la UVI, como se dice ahora."
El señor Eduardo Arroyo es uno de los nuestros. En la primera parte de este articulo se declara aficionado. En la segunda, en vez de hablar de arte y de la feria Arco parece que habla de toros y la feria de San Isidro... Sólo hay que cambiar alguna palabra...
(Los retratos son de Joselito, Manolete y Concha Piquer).
2 comentarios:
Una propuesta:
Pasarse Arco por el arco.
Precisamente lo que llevo haciendo toda mi vida, Señor Papa negro.
Un saludo.
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