El gran espectáculo
Plaza de Las Ventas. 1 dejunio. Vigésima corrida de la Feria de San Isidro.Toros de Victorino Martín, de impresionante trapío, casta y nobleza excepcionales; al cuarto se le dio la vuelta al ruedo.
Ruiz Miguel: Estocada corta y descabello (oreja, dos vueltas al ruedo y aclamaciones de "¡torero!"). Dos pinchazos y estocada caída (oreja y clamorosa vuelta al ruedo). Luis Francisco Esplá: Dos pinchazos y estocada corta (aplausos y saludos). Media estocada recibiendo (dos orejas). Jose Luis Palomar: Estocada tendida perdiendo la muleta (oreja, dos vueltas al ruedo y aclamaciones de "¡torero!"). Estocada atravesada que asoma y descabello (oreja). El ganadero, el mayoral y los tres espadas dieron la vuelta al ruedo a la muerte del quinto toro y al acabar la corrida salieron a hombros por la puerta grande.
Los toros, con trapío y casta; los toreros, con oficio y valientes. Así es la fiesta, así fue siempre y por eso era, como lo fue ayer, ese espectáculo grandioso y único que arrebata multitudes.
A los lamentos de los empresarios cuando la gente no pasa por taquillas, conviene responder que lloran su propia estulticia, porque son ellos quienes echaron al público de las plazas con ese subproducto fraudulento y hortera que inventaron para que unas figuritas de mentira exhibieran su mediocridad con las borregas.
Al público le vuelve a meter en las plazas la corrida verdadera, la de ayer; la que tiene emoción en todos los tercios; aquella en cuya lidia lances y suertes se multiplican y cuanto sucede en la arena suspende el ánimo, pues hay fiereza en el toro y el torero la somete con valor, técnica y galanura.
La corrida que vimos no llegó a ser la mejor de las posibles; otras habrá con toros más bravos y faenas más completas. Fue, en cambio, un modelo de autenticidad, y gracias a ella la emoción se enseñoreó del espectáculo. El público, que abarrotó el coso, vibraba con un entusiasmo pleno, y se satisfacía del reencuentro con la fiesta de siempre, la que viene reclamando durante años con pasión y fe de iluminado.
Salieron los victorinos irrepochables de trapío, impresionantes de cornamenta, y bajo su capa cárdena lucían esa personalidad que los distingue de sus congéneres. Tenían la estampa de la agresividad encerrada en una lámina armoniosa, esbelta, pletórica de poder. Y además derramaron la más pura casta, nobleza, y algunos también bravura excepcional. Cada una de sus embestidas suponía un ¡ay! de angustia, aunque las dieran con boyantía, pues el toro de casta transmite en todos sus movimientos esa sensación de peligro. A excepción del tercero, que acusó mansedumbre, todos los demás fueron buenos. Sobre todo el primero, un toro de bandera, codicioso, bravo en varas y nobilísimo en la muleta; mucho más bravo y merecedor de premio que el cuarto, al que dieron la vuelta al ruedo.
Ruiz Miguel, en una de sus habituales tardes de pundonor y entrega, aureolada por el continuo homenaje popular a su torería y a cuanto significa, muleteó a ese primer toro, reposado, dominador e incluso con destellos de inspiración, que alcanzaron momentos de gran belleza cuando en el platillo ligó una impecable serie de redondos cerrados con el de pecho de pitón a rabo.
Al cuarto, que tenía genio y se revolvía en un palmo de terreno, lo sometió por la izquierda con tanto poderío que puso los tendidos en pie mientras en la plaza atronaban los gritos de "¡torero, torero!".
"¡Torero!" fue clamor durante toda la tarde. La afición se volcó con los lidiadores, lo mismo los de oro que los de plata, pues hasta los subalternos, pasados los primeros sustos que producían las fuertes embestidas y la leyenda de la divisa, tuvieron también una actuación importante. Destacó Martín Recio el. cual dio todo un curso magistral de valor y técnica en la brega al tercero.
Ese victorino fue manejable y Palomar lo recibió con unas verónicas embraguetado, cargando la suerte y ganando terreno; lo banderilleó con facilidad, y le hizo una faena de muleta valerosa, ajustada y de honda reciedumbre, que coronó con un soberbio volapié. En el sexto, aún más noble, el bravo diestro de Soria se gustó en un trasteo variadísimo en el que hubo ayudados por alto como prólogo y como culminación; naturales cargando la suerte, y de frente juntas las zapatillas; ayudados a dos manos, cambios, afarolados, molinetes y pases de pecho echándose todo el toro por delante.
Por su parte, Esplá, que lidió y muleteó con habilidad y entrega al segundo, armó un alboroto en el tercio de banderillas del quinto tras el cual hubo de dar la vuelta al ruedo. Le había hecho un quite por faroles, al que replicó Palomar con otro por tijerillas y delantales. Ambos gozaban de las mieles que estos victorinos de leyenda llevaban dentro. Llegó el toro al último tercio con una embestida de terciopelo, y lo aprovechó para cuajar una de las mejores faenas que haya hecho en su vida. Los pases en redondo, principalmente, salían ligados con el primor del encaje y, finalmente, se adornó, arrojó los trastos a la arena y anudó la pañoleta a uno de las tremendas y asticinas astas.
Victorino Martín, que fue aclamado en distintos pasajes del festejo, ofreció en Las Ventas un corridón de toros. El público estaba como enloquecido y con frecuencia coreaba frases para proclamar los valores esenciales de la fiesta verdadera, la qué exige con pasión y fe de iluminado, pues ella es la que ha jalonado la rica historia de este espectáculo centenario. Al final, después de dos horas y media de gran espectáculo vivido con emoción creciente, los tres matadores y el ganadero, entre aclamaciones de una multitud enfervorizada, salían a hombros por la puerta grande. Y el público, pegando pases por la calle Alcalá arriba.
Joaquín Vidal
Hace unos días el sr Legionario consiguió una copia de este evento tras infiltrarse sigilosamente en las oficinas de RTVE. Habíamos decidido que ya era hora de que estas imágenes estuvieran a disposición del público para la correcta difusión de la tauromaquia durante los siglos venideros. El sentimiento de responsabilidad hacia la obra era grande y permanente en lo profundo de nuestros corazones. Cuanto más elevada la misión, mayores las exigencias. No abordamos el trabajo con ligereza, tal como los constructores de la muralla china que narraba Kafka, y entregamos el video a un asturiano chiflado técnico en audiovisuales (gracias Toranzo) que lo dividió para su correcta visualización en el canal youtube. Luego el sr Legionario, diestro en las más diversas cuestiones, incluida la informática, subió infatigablemente esos videos. Como remate me toca a mí difundir desde aquí la buena nueva colgando la corrida completa junto a la crónica del maestro Don Joaquín Vidal.
Ahora todo el mundo podrá saber lo que es una corrida de toros.
¡Va por ustedes!
Plaza de Las Ventas. 1 dejunio. Vigésima corrida de la Feria de San Isidro.Toros de Victorino Martín, de impresionante trapío, casta y nobleza excepcionales; al cuarto se le dio la vuelta al ruedo.
Ruiz Miguel: Estocada corta y descabello (oreja, dos vueltas al ruedo y aclamaciones de "¡torero!"). Dos pinchazos y estocada caída (oreja y clamorosa vuelta al ruedo). Luis Francisco Esplá: Dos pinchazos y estocada corta (aplausos y saludos). Media estocada recibiendo (dos orejas). Jose Luis Palomar: Estocada tendida perdiendo la muleta (oreja, dos vueltas al ruedo y aclamaciones de "¡torero!"). Estocada atravesada que asoma y descabello (oreja). El ganadero, el mayoral y los tres espadas dieron la vuelta al ruedo a la muerte del quinto toro y al acabar la corrida salieron a hombros por la puerta grande.
Los toros, con trapío y casta; los toreros, con oficio y valientes. Así es la fiesta, así fue siempre y por eso era, como lo fue ayer, ese espectáculo grandioso y único que arrebata multitudes.
A los lamentos de los empresarios cuando la gente no pasa por taquillas, conviene responder que lloran su propia estulticia, porque son ellos quienes echaron al público de las plazas con ese subproducto fraudulento y hortera que inventaron para que unas figuritas de mentira exhibieran su mediocridad con las borregas.
Al público le vuelve a meter en las plazas la corrida verdadera, la de ayer; la que tiene emoción en todos los tercios; aquella en cuya lidia lances y suertes se multiplican y cuanto sucede en la arena suspende el ánimo, pues hay fiereza en el toro y el torero la somete con valor, técnica y galanura.
La corrida que vimos no llegó a ser la mejor de las posibles; otras habrá con toros más bravos y faenas más completas. Fue, en cambio, un modelo de autenticidad, y gracias a ella la emoción se enseñoreó del espectáculo. El público, que abarrotó el coso, vibraba con un entusiasmo pleno, y se satisfacía del reencuentro con la fiesta de siempre, la que viene reclamando durante años con pasión y fe de iluminado.
Salieron los victorinos irrepochables de trapío, impresionantes de cornamenta, y bajo su capa cárdena lucían esa personalidad que los distingue de sus congéneres. Tenían la estampa de la agresividad encerrada en una lámina armoniosa, esbelta, pletórica de poder. Y además derramaron la más pura casta, nobleza, y algunos también bravura excepcional. Cada una de sus embestidas suponía un ¡ay! de angustia, aunque las dieran con boyantía, pues el toro de casta transmite en todos sus movimientos esa sensación de peligro. A excepción del tercero, que acusó mansedumbre, todos los demás fueron buenos. Sobre todo el primero, un toro de bandera, codicioso, bravo en varas y nobilísimo en la muleta; mucho más bravo y merecedor de premio que el cuarto, al que dieron la vuelta al ruedo.
Ruiz Miguel, en una de sus habituales tardes de pundonor y entrega, aureolada por el continuo homenaje popular a su torería y a cuanto significa, muleteó a ese primer toro, reposado, dominador e incluso con destellos de inspiración, que alcanzaron momentos de gran belleza cuando en el platillo ligó una impecable serie de redondos cerrados con el de pecho de pitón a rabo.
Al cuarto, que tenía genio y se revolvía en un palmo de terreno, lo sometió por la izquierda con tanto poderío que puso los tendidos en pie mientras en la plaza atronaban los gritos de "¡torero, torero!".
"¡Torero!" fue clamor durante toda la tarde. La afición se volcó con los lidiadores, lo mismo los de oro que los de plata, pues hasta los subalternos, pasados los primeros sustos que producían las fuertes embestidas y la leyenda de la divisa, tuvieron también una actuación importante. Destacó Martín Recio el. cual dio todo un curso magistral de valor y técnica en la brega al tercero.
Ese victorino fue manejable y Palomar lo recibió con unas verónicas embraguetado, cargando la suerte y ganando terreno; lo banderilleó con facilidad, y le hizo una faena de muleta valerosa, ajustada y de honda reciedumbre, que coronó con un soberbio volapié. En el sexto, aún más noble, el bravo diestro de Soria se gustó en un trasteo variadísimo en el que hubo ayudados por alto como prólogo y como culminación; naturales cargando la suerte, y de frente juntas las zapatillas; ayudados a dos manos, cambios, afarolados, molinetes y pases de pecho echándose todo el toro por delante.
Por su parte, Esplá, que lidió y muleteó con habilidad y entrega al segundo, armó un alboroto en el tercio de banderillas del quinto tras el cual hubo de dar la vuelta al ruedo. Le había hecho un quite por faroles, al que replicó Palomar con otro por tijerillas y delantales. Ambos gozaban de las mieles que estos victorinos de leyenda llevaban dentro. Llegó el toro al último tercio con una embestida de terciopelo, y lo aprovechó para cuajar una de las mejores faenas que haya hecho en su vida. Los pases en redondo, principalmente, salían ligados con el primor del encaje y, finalmente, se adornó, arrojó los trastos a la arena y anudó la pañoleta a uno de las tremendas y asticinas astas.
Victorino Martín, que fue aclamado en distintos pasajes del festejo, ofreció en Las Ventas un corridón de toros. El público estaba como enloquecido y con frecuencia coreaba frases para proclamar los valores esenciales de la fiesta verdadera, la qué exige con pasión y fe de iluminado, pues ella es la que ha jalonado la rica historia de este espectáculo centenario. Al final, después de dos horas y media de gran espectáculo vivido con emoción creciente, los tres matadores y el ganadero, entre aclamaciones de una multitud enfervorizada, salían a hombros por la puerta grande. Y el público, pegando pases por la calle Alcalá arriba.
Joaquín Vidal
Hace unos días el sr Legionario consiguió una copia de este evento tras infiltrarse sigilosamente en las oficinas de RTVE. Habíamos decidido que ya era hora de que estas imágenes estuvieran a disposición del público para la correcta difusión de la tauromaquia durante los siglos venideros. El sentimiento de responsabilidad hacia la obra era grande y permanente en lo profundo de nuestros corazones. Cuanto más elevada la misión, mayores las exigencias. No abordamos el trabajo con ligereza, tal como los constructores de la muralla china que narraba Kafka, y entregamos el video a un asturiano chiflado técnico en audiovisuales (gracias Toranzo) que lo dividió para su correcta visualización en el canal youtube. Luego el sr Legionario, diestro en las más diversas cuestiones, incluida la informática, subió infatigablemente esos videos. Como remate me toca a mí difundir desde aquí la buena nueva colgando la corrida completa junto a la crónica del maestro Don Joaquín Vidal.
Ahora todo el mundo podrá saber lo que es una corrida de toros.
¡Va por ustedes!
14 comentarios:
Gracias Sr. Sol y Moscas.
Eso es lo que pedimos los "trasnochados", eso es lo que hace diferente y singular a esta Fiesta de los Toros...recuerdo imborrable.
Un saludo
Pgmacias
estoy solamente a la mitad de la funcion pero , el redondo de ruizmi, los derechazos de palomar ( y sus veronicas de recibo ), la dificil facilidad de bambi ! y la casta de los toros. siempre atentos. jamas bobos. presencia. animo. aqui se juega algo importante.
y del cafe cafe solo me he tomao el cafe.soplo y me trago otro .
ludo
Para eso está hecha esta labor pública sr Pedro, para "trasnochados" y "novedosos" (a ver sí alguno aprende algo)
Sr Ludo... espero a que vea la segunda parte y comentamos.
un saludo
ya se acabo.
y me sali por la calle mia, estrecha, casi campera, silenciosa, entre trinos y un ruido tiedoso de ruedas a torear por ella como manda don joaquin.
la rabia de ruiz miguel, la compenetracion publico/torero con lo de espla y los tres naturales de frente del soriano ligadas con afarolado y pecho ! para tirarle todo lo que se tiene debajo de la mano. una gorra, su cartera, un puñao de cabellos, la camisa rota, un ojo y sus lagrimas, el perfume de la vecina, un poco de tierra que se tiene a la suela del boto campero. su corazon y punto.
gracias.
ludo
pd : a ver el publico, el "chef" que salta despues al ruedo con los costaleros o viendo los tendidos durante la retransmision, no habia mucho clavel, no ? bueno, si hay, que el clavel lo pone luis francisco al hilo del piton y es verde como miedo y esperanza.
Sr Ludo, gracias por dejar sus impresiones, son al post como el corbatín de Esplá al quinto.
Resumen: Dicen, "nada tiene importancia si no hay toro", y yo no soy de esloganes, pero este está bien dicho. Aquí pasa algo importante gracias a Victorino.
Hay tantos momentos durante la transmisión para romperse las manos a aplaudir todavía ahora: Ruiz Miguel acariciando los rizos de la alimaña dominada, ¡TORERO, TORERO!; Esplá con su facilidad de otra época, estocada recibiendo de colofón; Palomar de frente y con la espada de verdad en la mano, Martín Recio lidiando al tercero, los tercios de varas... hasta se echa de menos a M. Prats (y mira que no lo tragaba) comparado con cualquiera de los locutores de hoy en día.
Pd1: En esa berlanguiana salida a hombros con muletas de cojo, botas de vino y cocineros varios sin clavel se intuye, comparándolo con nuestra actualidad, como algo que era del pueblo y de señores está siendo mangoneado por los señoritos (verdadero cáncer de España))
Pd2: me sincero, ver al mayoral salir por la puerta grande de Las Ventas me toca la fibra...
un saludo
se me olvidaba, esta maldita memoria mía... sr Ludo, ¿cómo le suena Gracq en castellano?
Llegué a él por usted...
un saludo
Esa vuelta al ruedo, esa salida en hombros , ese rugir de la plaza enloquecida son las verdaderas medallas. Oro de ley.
increible.....yo de Toreo no sé (mucho)....de Televisión un rato...y de lo que ví me quedó claro que nadie hoy día en la Tv habla tan claro y didáctico como Matias....esencial...
j
Eso, su Santidad, lo sienten también los toreros. Le dejo aquí las declaraciones de un torero, escaldado de medallas y medallones, envuelto en un cuento kafkiano esperpéntico ("Lanzarotesco" se llama el género por estas tierras)...
"El Viti". Matador de toros. 15/03/2009
"No me gusta nada la iniciativa, no estoy por la labor y espero que recapaciten"
El maestro salmantino muestra su rechazo al homenaje y al medallón en la Plaza Mayor que anuncia el alcalde.
Sorprendido y extrañado se mostró Santiago Martín "El Viti" ante la iniciativa del ayuntamiento de hacerle un gran homenaje, colocarle un medallón en la Plaza Mayor y nombrarle hijo predilecto de la ciudad: "Aún no se ha puesto el ayuntamiento en contacto conmigo, sólo se lo que he podido ver en los periódicos, y todavía no me lo creo; sólo pido a Dios que todo esto se quede en una nebulosa y que no vaya más allá, en un pudo ser y no fue, que se quede en una idea que no se llegue a realizar", matizó el maestro salmantino al mostrar su total contrariedad a este tipo de reconocimientos.
¿Qué le ha parecido la idea del homenaje y el medallón en la Plaza Mayor?
Mal, muy mal. No me ha gustado nada la iniciativa, y sigo pensando que no soy el más indicado para algo así. No contaba con esto, soy una persona que vivo feliz en mi terruño, en mi encina, en la sombra de mi cobijo... Resulta que me están despertando la caja de sorpresas de la vanidad, del imperialismo, de la soberbia...
¿No supone una alegría?
La palabra alegría aún no la conozco, el bienestar lo escoge uno y cuando lo consigues sólo pides a Dios que te conserve la tranquilidad de este bienestar; cualquier cosa que lo altere te dispara el ego, la violencia, la soberbia, la vanidad, el montón de pecados. Hay que llamar a los bomberos que lo apaguen, porque yo vivía muy tranquilo y muy a gusto hasta ahora.
Nunca ha sido usted muy partidario de este tipo de reconocimientos...
Ya no lo estuve cuando me inauguraron la estatua y la glorieta. Pensé que no se iba a repetir, y no sé porque lo acepté en aquel momento... A lo largo de mi carrera, lo único que he entendido en la plaza fue el sentimiento de la responsabilidad, el resto de las cosas aún no las he superado, esas manifestaciones fuera del ruedo no las he superado, todavía ni me gustan. Ahora que ha pasado el tiempo y te crees que estás tranquilo, tienen que hacer el recuerdo otra vez de lo que no he sido. Lo fui en la actividad, en aquellos años, pero fuera sólo he sido uno de más de los miles de habitantes que viven en esta bendita ciudad. Yo ya estoy "fuera de cacho".
¿Ya ha habido notificación oficial por parte del ayuntamiento?
Sólo se lo que he podido ver en los periódicos. Aún tengo la esperanza de que no sea verdad y espero que puedan recapacitar para echar marcha atrás. Hay cosas más importantes que tienen nuestros administradores en sus manos que de preocuparnos de necedades de este tipo. Esto cuesta dinero y pienso que hay cosas más prioritarias que este homenaje. Y una como la mía no es rentable, pienso que es perjudicial. Hay otras obligaciones con más urgencia.
Queda claro que no es partidario del reconocimiento...
Desde luego que no soy partidario del homenaje y no estoy por la labor. Creo que no es procedente. Hay otras más importantes, otras personas y hechos más relevantes. Hay que pensar en otras cosas más significativas y de futuro para Salamanca.
¿Cuál va a ser su postura cuando se lo comuniquen oficialmente?
Hasta que no me lo digan no haré nada al respecto, y cuando lo hagan se lo diré con más dureza que se lo estoy diciendo a usted en estos momentos.
¿Por qué se muestra tan esquivo a los reconocimientos?
Simplemente, porque no me siento identificado con ellos, ya me tocó sufrir mucho cuando me hicieron la estatua y la glorieta. Reconozco que no pude ni tuve capacidad para hacerles recapacitar para que no lo hicieran, pero está hecho, aunque lo cierto es que entonces lo pasé mal y peor lo estoy pasando ahora. Estoy con desasosiego, no me va esto y lo tengo que expresar. Se lo voy a decir al alcalde, mi postura está clara. En la vida hay veces que no mandamos en nosotros mismos, pero voy a intentar que me ilumine para quitarle la idea de esto que quieren hacer. Y así mostrarle mi forma de sentir. Espero que por eso recapaciten. Ojalá que Dios me ayude para que sólo sea un supuesto y no se lleve a cabo la idea de colocar el medallón en la plaza ni de hacerme ningún tipo de reconocimiento.
"En 2001 ya no me hicieron caso". El Viti recuerda su negativa también al homenaje en el que se inauguró su escultura. "No estaba de acuerdo y no me hicieron caso. Yo ahora vivo feliz con mi mujer, tranquilo y no quiero estos reconocimientos, entonces no encontré la manera legal para hacerla. Y me dijeron que lo iban a hacer por las buenas y por las malas, y tuve que colaborar".
Su santidad, espero su disección del caso, aquí hay mucho que cortar...
un saludo
Sr J... coincido con usted en que un dominio de la lengua como el de Matias no hay hoy en día en la televisión o en las ondas, pero no le hubiera venido mal alguna lección de Juan de Mairena:
Mairena.- Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba:
“Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa”.
El alumno escribe lo que se le dicta.
-Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe:“Lo que pasa en la calle”.
un saludo
Después de leer a EL VITI estoy viendo (-permita la metáfora culinaria-) un lento asado vital en viejo horno de leña.
Lo de ahora es un suflé de indeterminada sustancia que sube en el microondas vogue siguiendo la receta vanity. Cordon de salsa rosa aromatizada con cardamomo tan mono, (- reportaje ilustrado con muchas "afotos" exóticas-).
Perdone que despache así el tema por la prisa. Santiago Martin es una leccion moral que merece un post cum laude. Las medallas para la "primera comunión ministerial".
Saludos
el viti
arbol de nieve
lenta
del toreo
que puso fuego
a la forja
desmayado
con la cerrilla
humilde
del pueblo
es sabio que sabe
que fundida el alma
se quiebra.
ludo
muchas gracias
muchas veces había buscado esta corrida por internet sin éxito...
cómo he disfrutado
muchas gracias
andres de cáceres
Que grande! , he sentido la emcoción de la tauromaquia.Ojalá se acordaran más los toreros y los ganaderos que pueblan de sol y moscas las pesadumbrosas tardes.Sentir ó no sentir,esa es la cuestión.Ahora vamos derechitos al matadero,pasamos triunfantes sin pena,sin gloria.
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