28 de abril de 2008

PUREZA Y SORDERA


Antonio Montes Vico es el torero al que "El pasmo de Triana" se refiere, en verdad, en el texto anterior como fuente de devoción suya y de su cuadrilla de torerillos anarquistas. Máximo exponente de la quietud, a través de su toreo paradísimo influyó en Belmonte y a partir de él en todos los toreros posteriores, pasando a formar parte como concepto clave de los sagrádos canones de la tauromaquia. Sufrió una mortal cogida en México, por el toro Matajacas, el 13 de enero de 1907. Falleció cuatro días después a causa de las heridas. Tras varios días de exequias, por caída "accidental" de las velas del catafalco, se prendió el cadáver, apareciendo carbonizado, la cara y las manos enegrecidas, la piel del cuero cabelludo enrollada y las orbitas de los ojos vacías... El infortunio más allá de la muerte.


En él también se daba la peculiaridad de que tenía una gran sordera que lo abstraía de cualquier distracción del público y aumentaba su gran concentración en la lidia. Dándose así, según nos cuenta el Cossio, que se entregaba a la lidia con una cierta impasibilidad que resultaría excesivo, pero gráfico y patentizador, llamar mística.


Por esto de estar tan parado, pasarse los toros cerca y el rollo místico podría pensarse que es un precursor de José Tomás, pero en seguida vemos, leyendo alguna de las críticas de la época, que esto no es verdad:


"Montes ha desarrollado esta arde el toreo genuinamente clásico y rondeño que apuntó en tardes anteriores. Ha capoteado sus tres toros, causando la admiración de todos los espectadores, principalmente en los lances que propino al tercer bicho, con los pies fijos en el suelo como si los tuviera clavados, esperando la acometida con tranquilidad asombrosa, cargando la suerte con desahogo e inteligencia, y despidiendo los toros con los vuelos del capote, como el proyectil que sale de un cañón. Esta manera de fijar los pies, de aguantar, ceñir y vaciar reposadamente, es toreo de la buena escuela, es lo que hace tiempo se perdió y parece que va a resucitarlo Montes. Varias veces en la corrida de hoy ha logrado Montes entusiasmar al público con su toreo de brazos, con su toreo serio, lleno de emociones por lo poco que el diestro se mueve y lo cerca que está del peligro; y al mismo tiempo que los espectadores admiran el valor y la serenidad del muchacho para desafiar el peligro, contemplan la maña, el arte y la habilidad que posee con el capote para desviárselo, para burlar de cerca y con los pies quietos las terribles acometidas del bicho, que se vuelve y revuelve para apoderarse del objeto que le desafía y burla desde sitio tan próximo" (crítica de Selipe aparecida en El Noticiero Sevillano del 9 de Octubre de 1898, las cursivas son mías).


Montes, hoy en día casi está olvidado, pero recordándolo tiene un azulejo en Sevilla en la calle Pureza, donde nació, y donde años más tarde acabaría posando arrogante uno de los flamenco más grandes e importantes de todas las épocas, Antonio Mairena, que con todos sus defectos fue el máximo defensor de la pureza del cante y celoso guardián de la tradición.


Maireneros cada vez quedan menos, Juan Moneo "El Torta" es uno de ellos, jerezano puro de la dinastía de los Pacote va dando puñaladas con su cante allá donde este. En una de las últimas declaraciones que le he leído dice: "Casi todo lo que se hace no tiene sentimiento de verdad. Te vuelven loco con tanto ruido. Por eso me gusta que Beethoven fuera sordo, porque el silencio es donde reina la raíz. A Beethoven le vino bien la sordera, para no enterarse de muchas cosas".


A José Tomás también le hubiera venido bien, hubiera podido alejarse de todo el ruido que se monta a su alrededor por ese ejercito de aduladores, esa procesión de palmeros, ese coro de poetas baratos que le persigue... José Tomás parece mudo, no dice nada, ojalá fuera sordo y no escuchase tampoco. A lo mejor así podría llegar a la fuente de lo que es el toreo: Arte para burlar y serenidad ante el peligro; es decir, cargar la suerte con desahogo e inteligencia ante un toro bravo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cuando se cuida el torta
con "los colores morenos
metio dentro del alma"
su viento vocero
galopa por tierras
lalibelisticas.

cuando no se cuidaba
antonio mairena
hasta el sombrero
se le podia desmoronar
y sonia su cante.

mirad como el viento
catapulta ese sombrero
a los pies
de un barrera celeste
de cuatros toreros imborrables.

MP

Anónimo dijo...

Señor Mp, siempre un placer leer sus coplillas. Cuando volví y vi el comentario creía que iba a ser de la Condesa, furibunda antimairenista... Usted cojea de algún pie flamencamente?

Un saludo

Sol y Moscas