(La sangre sólo en los carteles. En la plaza sólo pachulí)
Paseando por la Real Maestranza de Caballería de Ronda, por sus alrededores y sus tripas, por su albero... uno es capaz de admirar el Genius Loci de sus habitantes. La plaza de toros era un lugar fundamental para los rondeños. Hecha para durar siglos. La ejecución más minuciosa, la aplicación de la sabiduría arquitectónica acumulada hasta entonces, el permanente sentido de responsabilidad de los constructores... fueron ineludibles condiciones previas al trabajo. Así quedó. A tomar nota todo el mundo. Una lección construida en piedra...
También, caminando a solas por el museo con sus reliquias expuestas, se puede sentir uno como esos esnobs de los que hablaba Proust. Los que visitarían en un futuro no muy lejano catedrales silenciosas y subvencionadas por el estado para llegar a sentir la emoción de lo que fueron esos cultos perdidos. Huele a muerto, no a Muerte. Pero un aliento de vida, fresco y débil, corre todavía por la plaza. Todavía puede el Fundi matar un toro (¿Miura, Partido de Resina, Prieto de la Cal?) recibiendo como Pedro Romero... manteniendo de esta forma un delgado hilo que dura ya 3 siglos 3.
Paseando por la Real Maestranza de Caballería de Ronda, por sus alrededores y sus tripas, por su albero... uno es capaz de admirar el Genius Loci de sus habitantes. La plaza de toros era un lugar fundamental para los rondeños. Hecha para durar siglos. La ejecución más minuciosa, la aplicación de la sabiduría arquitectónica acumulada hasta entonces, el permanente sentido de responsabilidad de los constructores... fueron ineludibles condiciones previas al trabajo. Así quedó. A tomar nota todo el mundo. Una lección construida en piedra...
También, caminando a solas por el museo con sus reliquias expuestas, se puede sentir uno como esos esnobs de los que hablaba Proust. Los que visitarían en un futuro no muy lejano catedrales silenciosas y subvencionadas por el estado para llegar a sentir la emoción de lo que fueron esos cultos perdidos. Huele a muerto, no a Muerte. Pero un aliento de vida, fresco y débil, corre todavía por la plaza. Todavía puede el Fundi matar un toro (¿Miura, Partido de Resina, Prieto de la Cal?) recibiendo como Pedro Romero... manteniendo de esta forma un delgado hilo que dura ya 3 siglos 3.
La brisa desaparece rápidamente bajo una intensa peste. Dicen que el dinero no huele (Pecunia non olet) pero sus mercaderes sí. Bailarines de ballet con sus fragancias hediondas. Tufo que atrae a miles de curiosos, turistas y rostros populares como enjambres, convirtiendo un lugar genial en un supermercado de emociones baratas... En esa plaza unos pocos hombres se jugaron la vida delante de toros bravos. Algunos ganaron, otros perdieron la partida. Las corridas de toros son así... una fiesta brava. No una bufonada donde se reserva la sangre para diseñar los carteles... (Muy bonitos algunos, a propósito... menos Barceló).
2 comentarios:
Encontré la estampa de la muerte de Curro Guillén.
(La colgué en "Toro, torero y afición".)
Creo que complementa su muy acertada argumentación: De la cruda realidad de la vida y la muerte hemos pasado a una estética vacua y banal.
Signo de los tiempos.
Completado queda su Santidad...
Publicar un comentario