(un cuento de zombis con moraleja taurina)
En el comic Tokio Zombie, de Yusaku Hanakuma, en un mundo abnegado de muertos vivientes, los humanos sobreviven en colonias protegidas por altos muros donde los más ricos tienen esclavizados a otros humanos gracias a la violencia ejercida por una milicia de matones a sueldo. En este mundo los esclavos hacen todo el trabajo: cultivan la tierra, lavan la ropa, construyen los edificios o cuidan de los cerdos. Los que se resisten son tratados como cobayas humanas en experimentos o son expulsados del recinto... ocasionalmente algún esclavo intenta escapar e intenta vivir en el mundo exterior... Para los ricos, por otro lado, la vida que llevan es muy diferente a la que habían tenido antes... Para ellos, la vida sin TV, radio, jacuzzis o centros culturales es increíblemente estresante y tienen que inventar un pasatiempo: las peleas de zombis. Un humano (elegido de entre los esclavos más fuertes) y un zombi frente a frente, hasta la muerte, como en la época de los gladiadores...
El protagonista, Fujio Pon, especialista en jiu jitsu, es uno de esos humanos luchadores de zombis. Es el súper rookie (principiante) que lleva 17 victorias consecutivas y el público le tiene bastante tirria. Es serio y técnico. No frivoliza. Se aburren con él. Tras su última victoria tiene una interesante conversación con el productor de estas peleas en el vestuario... Mira a la superestrella Don Gaira... Aprende, le dice. Don revienta tres zombis uno tras otro. Fujio entonces se da cuenta: ¡Es todo falso! ¡Los oponentes de Gaira no son zombis! Son esclavos con las cuerdas vocales aplastadas y algunos de sus nervios cortados. Parecen y se mueven como si fueran lo que se supone que son, pero no lo son. Gaira lo sabe y puede "jugar" con ellos, hacer un gran "show". ¿Tú crees, le pregunta, qué al público le interesarían combates intensos y serios como los tuyos? Los ricos ni se dan cuenta. No entienden tus movimientos ni tus técnicas, en realidad prefieren los falsos. Aunque si fuera todo falso, eso tampoco sería bueno. De esta forma el público se cree que todo es real... y fueron felices y comieron perdices...
Entonces, Fujio hace la pregunta:
¿Pero cuán tontos pueden ser?
Buena pregunta para el 2010