- Pues hablemos de otra cosa. ¿Cuáles son los toros que ha lidiado mejor?
- Er de Alea que maté en Madrí er 15 de mayo de 1912, y er de Veragua que maté en la úrtima corría de la Prenza. Er que me cogió por curpa del aire. Yo eztoy en que la faena mejó fue la que hise con el Alea. De eze toro quiero que me haga un buzto Mariano Benyiure.
- ¿Y cuáles son las reses que ha lidiado peor?
- Laz que tenían mi contraeztilo.
- ¿Su "contraestilo"? Explíquese.
- Ez mu fásil. A los toreros lez tocan bichoz que zon a propósito pa que luzcan zu eztilo de toreá y bichoz que no zon a propósito. ¿Ze prezta er toro a que el mataor lusca zu estilo? Poz, aunque sea un marrajo, el matador lo dominará. ¿No ze presta? Poz, aunque zea bravízimo. el mataor perderá los papeles y dará er mitin.
- Y de esos de su "contraestilo", ¿le han tocado muchos animales?
- ¡Ca! Con media dosena que me hubiezen tocao, zería ahora canónigo mejó que torero. De un contraeztilo arzoluto, he tropezao con dó: uno de Miura y otro de Tová, prosedente de Arribas. Er de Miura, un cárdeno de 400 kilos, con dos garrochas en er teztú, me lo zortaron el año 10 en las fiestaz der Pilá. Zalió, ze dio un paseíto por el reondé pa convensernos de que podía con tós nosotros juntos, vorteó a Galea, que lo quizo poné en zuerte, y ze quedó de amo. los quitez, huyendo; las banderiyas, huyendo; los capotazos, ar galope..., y, tararí a matá. Y ze me ocurrió darle un ayudao, a ve zi lo ponía zuave, y, máz pronto que la lú, me empaló y me tiró ar zanto zuelo, con cuya arvertensia me puze a jugá al ezcondé, porque yo no zoy tonto. Y, a los tré minutos, "Blanquito" que mete er capote y zube por el aire como zi lo hubiezen disparao con una honda... ¿Qué hubiera zido de mí, zi no descuerdo ar toro, como lo dezcordé ar primé pinchaso?
- Y el de Tovar, ¿se portó lo mismo que el de Miura?
- ¡Peó! ¡Si er de Tová fue un monstruo, un fenómeno de lo que no ze ve, ni permita Dió que ze vea!... Pué uzté escribí con letraz como zandías que er "Gayo" no ha roído un güezo maz disformízimo. Poz zalió... En Irún ¿eh? Castaño, grande, gordo, con dos pitones... Unos lansesiyos, y tardeando, pero con la fuerza de una máquina der tren, tomó cuatro varas. Y a banderiyeá... la arena, porque er castaño dijo que a er no lo banderiyeaban ni entre er Gran Capitán y er Zi Campeadó, y luego a jugarme yo la vida. Que le pregunten ar "Cuco", que hiso títeres entre aquellos cuernos, y que las dos cuadriyas hablen. No lo pazé ni una vez: lo abanicaba con er braso muy estendío, mientras los peones, en guerriya y muy descompuestos, lo aguantaban, y no tenía ánimo ni pa mandá... Y vengan aflisiones y vayan espantos, con er corasón como un higo y más empapao en sudó que una torrija en mié, hasta que yegó er momento de arreá candela. Pero ¿quién le arreaba candela a aquel ladronzízimo, que, a coses, no me dejaba ni ponerme atrá?... Y dezesperao, en un zegundo en que ze me descuidó, le entré a la media güerta, como un atomoví, pa atizarle un mandaíyo y ezcurrirme; pero él, máz ligero que un siclón, me largó un machetaso en las costiyas y me quitó las medayaz de un derrote y no me hizo pazá a la Hiztoria porque, como ar de Miura, tuve la zuerte de descordarlo. ¡Di un zuzpiro, me caigo en la má! Y eztoz zon los bichos que deben mentá loz que eztudien er toreo y que meresen ser citados en la Prenza. Digo, me ze orvidaban los portugueses.
- ¿Y qué hicieron esos portugueses?
- Espichá; pero ¡vaya si noz dieron que hasé!... Eran viejos y grandes, los habían toreao en Portugal y tenían cayos en los morriyos, de las cicatrises. Pero yo, que empezaba, y un tar Peguero, nos metimos con los zabios en el reondé de Huerva, y nos le valió zu zabiduría. Verdá ez que como los picaron quitándole la guita a las garrochas, ca vara valía por una eztocá.
- ¿Cuál ha sido el toro más valiente y más noble que ha visto usted?
- "Palmero". Se lidió en Seviya el año pasao en una noviyá. Era de Rincón, un desconosido, y no azombraba por zu lámina. Pero dijo el ánima "aquí estoy yo", y aquello fue imponente. Lo sitaron pa er primé puyaso y ze arrancó y vorteó ar penco, y lo vasió en el aire; en er zegundo ze cargó la mizma faena, y en el tersero, el cuarto y er quinto, recargó, vorteó y vasió. Escuso desirle a usté que después de la zesta vara, con er público de pié y ronco de chiyá, empesó la música a tocarle ar bicho. Y con rasón, porque "Palmero", que ze pazeaba por aquella carnisería con una tripa reliá a los pitones, no ze había agotao. ¡Qué había de haberze agotao! La zétima la tomó arrancándoze a sinco metros como un esprés y partiendo por el eje ar potro; en la ortava manejó ar cabayo como a una pluma; pa resibí la novena persiguió a un picaó que zalía de la cuadra, y azín aguantó dose y ze vengó enfriándole er sielo de la boca a nueve sardinas. Güeno; el animalito le jumeaba er taco; pero la gente ze portó; porque ayí hubo oles, y chaquetas tirás, y zombreros por el aire, y parmas que zonaban a gloria. Como que er ganaero, afertaízimo y yorando, ze tuvo que retirá.