30 de junio de 2009

EL MONO



5º.- Nº 19, Solitario, negro bragado meano, 523, 10/03
Ganadería de Navalrrosal

(Aquí viene la segunda parte y no tiene final felíz)

Despertares... El domingo les dije que me levanté tras casi tres semanas ciego... Confuso... Y rascándome... Eso era lo peor de todo... No podía parar de rascarme... Tenía el mono... Jodido Esplá... Me había enganchao otra vez pero bien...
Le eché un ojo a la agenda taurina del 2009 rascándome el tobillo. Es electrónica y se renueva sola. Forrada en piel. Decía: Charro de Llen con Robleño, Morenito de Aranda y Fandiño. Plaza de Las Ventas. Me rasqué el pecho.
Rápido estaba con Antonio Ordoñez a la puerta del coso haciendo cola. Rascándome los hijares. Nos cruzamos con el "soldado raso" Lancho. No le dije lo que pensaba... Me rasqué desde la cabeza hasta la muñeca izquierda sin parar. Dios, sólo una pequeña dosis... Lo que fuera... Le pedí a Antonio que me rascara la espalda...
(Tendido 7, 19:00 horas, día 28 de Junio)
Uno asiste con las mejores intenciones. Va allí, paga lo que le piden, se sienta, se rasca, y confía en recibir, por lo menos, un mínimo de lo esperado. Aliviar un poco el mono. Pero nada, te dan lo que rascan de la pared. Y así no hay manera. Uno intenta ser un caballero, no lo es, pero lo intenta... Con esta gentuza es que no se puede... ¿Qué es lo que ofrecéis?... Mierda... Me meto vuestra mierda y me quedo inválido... Subnormal... Me duermo... Pero eso sólo cuando tengo suerte... La mayoría de las veces no siento ni un cosquilleo y me asalta una mala hostia del copón bendito. Como la de los más yonkis del lugar.
Entonces es cuando se empiezan a oír voces desgañitándose, gente soliviantada, los tendidos yonkis al borde de un altercado de orden público. Clamando por una dosis digna. Sólo eso...
Y el jefe de la banda de ladrones exterminadores sacó el pañuelo verde.
Una dosis sin cortar. De Navalrrosal. Y a los yonkis del lugar se les hizo la boca agua. Miraba a mí alrededor. Miraba los ojos brillando. Unos segundos duró esto. Hasta que el siguiente del eslabón, un morenito y su pandilla, lo cortaron sin compasión... Pero esos segundos... Tan poco piden (pedimos)... ¡Qué pena penita pena!
Volvió la rabia...
(Escapé rascándome)
(¿Y ahora qué?)

DROGA DURA


"Dios, que resaca... veintitantos días sin hacer na... ¿o sí?... el apoderao me va a matar... que ciego, que viaje... Dios mío...". Así me levanté el domingo. Tengo que confesarlo: soy un yonki. Me chuto con droga y estoy enganchao. Ando por las plazas merodeando. Medio flaneur, medio esperpéntico. Siempre por la sombra del sol. El que está en la esquina del desolladero fumando. El que, como mucho, se deja ver por andanada solo o con otra sombra. Sin copas en la mano. Cuando doy un buen palo: tendido alto de sol. Así es mi vida. Pidiendo. Cuchicheando por lo bajo. Renegando con la mierda droga que me venden en la plaza. La droga de antes sí que me ponía. La de ahora es tan mala que van a conseguir que lo deje. Mierda traficantes. Mierda camellos. Mierda droga... Siempre cortada...
La droga que no consigo olvidar se llama T y es dura. No todos pueden con ella. Algunos la odian. Luchan contra ella e intentan prohibirla. Aquí en España es legal porque somos unos animales y estamos enganchaos desde hace ya generaciones. Yo fijo que me enganché en el vientre de mi madre. Lo mamé de sus pechos. Este vicio... A mi me cogió fuerte. Me hace rondar plazas. Gastar mi dinero. Desplazarme lejos para conseguirla pura... porque ahora la buena está muy difícil de conseguir. Eso de que en Madrid la mejor droga del mundo... eso ya se acabó. Dicen que era la cuna del T... y no han dejao ni la canasta. Pero los drogatas de hoy en día se conforman con la basura cortada que les ofrecen. Así está el panorama. Unas risas, unos pelitos de punta, algún escalofrió por la nuca... no saben que está droga es mucho más. He visto en algunas plazas a chavales puestos hasta el culo de placebo con los ojos abiertos, extasiados, dando palmas como locos. Como si se hubieran inyectado una buena dosis. Pero no. Ni siquiera han rozado el abrasador torbellino. No se han sumergido en las simas más profundas... No han visto a la Virgen... Un buen viaje de T es otra cosa... No la mierda que me hacen meterme hoy en día. Ahhhh, los buenos viejos tiempos...
A lo que íbamos, hace unos veintitantos días intentando rememorar esos gloriosos subidones me acerqué a ver a Esplá. Uno de mis mejores camellos. Uno de la vieja escuela. Algunos lo llaman timador, pero siempre fue una debilidad mía, con mi estampita suya y todo cerca del corazón. 100% respeto. En cuanto puedo, recordándole... Pero ahora está en horas bajas... Y creía que me iba a dar fusca... Pero me metió un buen viaje. Sí, un buen viaje de T es lo que me metió el otro día Esplá. Así que voy a contarlo. Para que quede constancia de lo que eso fue...
Allí con el Legionario y el Pol. Vampiros. En sol. Hacía viento. Malo para drogarse. Se volaba la sustancia. Aburrimiento. Y salió Esplá con su segunda dosis. Su droga me produce destellos en el primer tercio del viaje. Destellos de droga vieja. Ciertos puntos del cuerpo sufren pequeñas punzadas. La inyección va hundiéndose dentro de la piel lentamente. Todavía no estás colocado pero el saber que lo vas a poder estar te acelera las pulsaciones. Paladeo la droga. Puede que sea buena. No está muy cortada. Sólo un poco. ¿Demasiado dulce el componente? ¿Lo compensará Esplá por otro lado? Dicen que se retira y ya no habrá más de esta mierda... La aguja entra en la vena. 2º tercio del ciego. Siempre fue uno de sus fuertes. Me encuentro sonriendo con los ojos cerrados. Hablo con el Legionario. ¿Y sí de despedida se ha propuesto venderla pura? La sangre empieza a mezclarse con la droga que entra en mi torrente sanguíneo. Cosquilleos por el brazo derecho. Jugueteos típicos suyos. Ahora la droga comienza a cabalgar. La controlo. La paro. La meto y la saco jugando con el embolo. Es buena. Sudor por la espalda. Joooder, es muy buena. Tres potentes chutes de puro T por el derecho hasta el pecho y por abajo también, con desprecio y todo. Me cambio al izquierdo. Por ahí entra directa a no sé donde... Los chutes por la izquierda son los mejores si se consiguen hacer bien. Este es el caso... De lleno inunda mi pecho otra vez. Divertida. Bulliciosa. El viejo cabrón me ha cogido de sorpresa. Los yonkis a mi lado, los más duros, los más correosos, tienen el vello de punta y juran por sus madres casi en trance como yo. Mi cuerpo está flotando. Grito. Doy palmas. ¿Yo? Vamos, como cuando era chaval. "Torero, torero" resuena en mi sesera. La sonrisa " a lo Esplá" se instala permanentemente en mi rostro. La droga juega con difícil facilidad por mi corriente sanguíneo. La droga se gusta. ¡Qué vieja y que rancia! ¡Qué buena! Mi alma camina por delante suya... pisando las flores que esta le arroja, luego se agacha, las recoge, y se las devuelve, para que ella camine por encima también... Queda todavía un poco. Un pequeño chute en los tobillos a pies juntos. Luego, en el momento más importante, toda la droga acumulada se dirige al corazón. Esplá hace que la droga reciba al corazón... Un orgasmo. Me levanto. Tarda un poco más de lo que debería en acabar el ciego, pero estoy tan colocado que todo me da igual. Me convierto en un OLE de carne. "Torero, torero" es un mantra entre los yonkis a mi alrededor. Gritos. La cabeza me da dos enormes vueltas. Eternas y fugaces. Me siento. Apatía post coito. Fumo droga blanda e intento revivir. Es la primera vez de muchas que vendrán. Lo sé. Estoy medio muerto. Casi me da una blanca. La tensión por los suelos... Pasa media hora donde me ofrecen droga otros. Me la meto. Por el viento o lo que sea... Nada. Me tumbo. El final del ciego se acerca. Me siento levantado por un tumulto. Nada cómodo. Nada de flotar. Siento que soy el cadáver de Jomeini o el de Arafat en sus funerales. Dentro de un ataúd rodeado por el pueblo enfervorizado. Agarrado por veinte mil manos. Miles de tirones. Convulsiones. Trance total. Con la sonrisa permanente en el rostro...
Esto ha sido droga dura. Pura. Droga que me hará seguir vagabundeando de feria en feria, de plaza en plaza, buscando algo parecido... Salgo dando tumbos. El Legionario se va de Cármenes y yo de Martirios. Completamente drogado... A seguir el ciego... y así hasta el domingo... Esta droga no se olvida. Esto fue otra cosa...


23 de junio de 2009

ORÍGENES

(Monumento al Toro de San Juan a la entrada de Coria)


EL TORO DE SAN JUAN
DE CORIA,
PROTAGONISTA
ABSOLUTO
DE LAS FIESTAS



(Ricacho)
(Urcola (Victorino M.) - Nº 45 - G5)

(Ladrillero)
(Miura - Nº 76 - G4)

(Murciano)
(Pérez Escudero Hmnos. - Nº 8 - G4)

(Clavellino)
(Dolores Aguirre - Nº 40 - G3)



(Señores, de esta tierra vengo...)

1 de junio de 2009

COLOSAL FUGACIDAD



Entendí el Land Art en el Guggenheim pasando la yema de los dedos por encima de la materia del tiempo, por encima de las esculturas de Richard Serra. Allí, entre una manada de niños gordos con piruletas del tamaño de sus desproporcionadas cabezas adornadas con gorras de béisbol multicolores, señoras en pantalones cortos con gafas de sol ojo de mosca y rostro embadurnado como payasos de pesadilla, y hombres pitopaúsicos con cámara de fotos colgando del cuello esperando que empiece el partido de fútbol, cualquiera que sea. En ese bulto de multitudes, en medio de ese rebaño, yo de oveja negra, ahí, repito, en esa plaza de acero oxidado, entendí el Land Art.

Sí esas enormes formas estuvieran en medio de algún sitio perdido, despoblado, inhóspito. Algún desierto, alguna cordillera, algún lugar lejos de la mirada del espectador y las encontrara alguien sin saber que estaban allí… Entonces sí. La fascinación. Lo sagrado. O algo parecido… pero no rodeado de excursionistas. Y me inundaron unas ansias de viajar buscando restos. Restos de Land Art.

Siempre desprecié el Land Art. Arte de señoritos con dinero para pagarse viajes, grúas y braceros. Luego, cuando está casi borrado por el tiempo y los elementos, rozando la materia de Serra con las yemas de los dedos, lo comprendí. Su colosal fugacidad. Ahora, en una cava donde me abandono a veces, ha vuelto a aparecer. Unas palabras en lengua extranjera y mis conexiones atontadas por el humo se han puesto a funcionar. El toreo es Land Art y para ir a ver los restos hay que pasarse esta semana por Vic.

El Land Art y el toreo conectan en mi cabeza porque son fugaces, se extinguen como algo efímero, desaparecen, parten del medio natural para alterarlo con un sentido artístico, usando un mínimo de elementos expresivos, trazos primarios… simplicidad que expone relaciones profundas, con un sentido misterioso. Y ahora también coinciden en que el toreo sólo se viene a realizar lejos de la mirada del espectador mayoritario, fuera del circuito comercial. O peregrinas hasta allí o sólo te llegan registros fotográficos, fílmicos, los recuerdos tartamudos de viejos lugareños y viajeros varios. En esos parajes, a pesar de haber sido barrido por huracanes, torrenteras, vientos gélidos, lluvias tenaces, todavía sobresale la espiral casi sumergida de un toro bravo y un torero sobre el ruedo, los naturales centellean como si fueran de pura plata… Que grandeza tiene el toreo, como el Land Art, frente a la petrificación gloriosa del arte seguro de sí mismo, aquellos Horiáceos y Curiáceos de Jacques-Louis David, aquel Dios Padre que tiende un dedo traidor a ese Adán que anuncia colonias, la Francia despechugada que conduce al pueblo hacia su violación y fusilamiento, ¡qué descanso la fugacidad, la inexistencia de este arte colosal y sin embargo frágil como una libélula!



















(El Land art se inspira en la arquitectura antigua o los sitios sagrados del pasado más remoto, como son los monolitos o cuadrantes solares prehistóricos del tipo de Stonehenge, tumbas egipcias, montículos funerarios precolombinos, altares o marcas rituales a cielo abierto... y por supuesto las plazas de toros. Aquí les dejo algunos de los ruedos que diseñaron diversos artistas de este movimiento por todas partes del mundo)