27 de agosto de 2007

FIESTA EN ALBA


Mí teléfono móvil suena a insectos, el futuro me estaba hablando, debí haberlo barruntado...
Tenía el cacharro al oido, con el Legionario y sus gritos, antes de abrir los ojos. No es buena manera de comenzar la jornada, sobre todo después de dormir 4 horas como mucho. Obedecí sus ordenes al pie de la letra: me levanté, me duché, me llené los bolsillos tanto de cosas útiles como inutiles: dinero, droga, el DNI... En diez minutos salí a la calle.
Quedé en una farmácia, y allí me recogió. Subímos a una casa y me empezó a presentar gente. Gente y más gente... Ibamos a ir con todos ellos a una novillada mixta con picadores en Alba de Tormes. Toreaba uno de la familia: Alejandro Esplá.
Montado en el coche iba conversando sobre la Batalla de los Arapiles con el Legionario... La colina de Arapil Chico se ve desde la carretera. Pequeño promontorio, regado con sangre de centenares de personas, cultivado con metralla y plomo, productor de Historia. ¿Caminarán almas en pena por sus campos a la luz de la luna cada 22 de Julio?, ¿entremezclado con el viento no se oiran gritos de dolor eterno en inglés, francés, español, portugues...?
Volví al presente doblando una curva. Tras unos cipreses está el puente y Alba que descansa a orillas del río Tormes. La postal se me apareció más bonita de lo que la recordaba.
Recia, ese es el adjetivo que me vino a la cabeza. Recia es la ciudad, como la Casa de Alba, recia como el cuerpo incorrupto de Santa Teresa, recia como sus habitantes... Como sus pinchos en el primer bar donde nos refugiamos toda la comitiva: rabo de cerdo, oreja, jeta...
Paseando, buscando algún sitio donde comer, nos cruzabamos, como salida de una banda sonora, la música de charangas del pueblo. Me sentía como Alexander Hacke por Kesan, con su camiseta de Eisturzende Neubauten, en el documental Crossing the bridge... Quien quiera saber como es eso, que lo vea.
Al final, típica comida con mesa para 17, puro caos español a las tres y media de la tarde. Paella de mierda, aguja de ibérico, y Dios se apiade de los camareros. Porrito digestivo antes de entrar en la plaza con el Legionario. No todo van a ser puros en la tauromaquia. A la puerta, las primeras cagadas de caballo. La fiesta me acerca al campo, paleto de ciudad que soy.
Cuca fue la palabra que se me vino a la cabeza en cuanto salí del vomitorio. Pequeñita, cubierta, con sus 4 detallitos en piedra de Villamayor, daba gusto sentarse allí. Lo único era una cierta sensación a polideportivo, a luz artificial... Y en un rito cuasi solar como este, eso es algo trascendental. Aunque nos jodamos quedandonos ciegos en la mitad de los tendidos, aunque nos mojemos, aunque aparezca el peor enemigo de los toreros. Quien haya caminado por el albero de Ronda a las seis de la tarde, en pleno verano, con su brutal sol estallando, y la plaza dividida en sol y sombra, me entenderá. Pero esto son solo desvarios de romanticismo barato. Alba no es Ronda, no tiene ni su tiempo, ni sus necesidades. Por eso digo que me gusto la plaza. Es muy cuca.
¿De la novillada que voy a decir?. Puedo decir que eran las fiestas del pueblo, que había un viejo que tocaba la trompeta y al mismo tiempo golpeaba un vidón de gasolina vacío que le colgaba del cuello...
También puedo decir que había un rejoneador que consiguió la memorable proeza de que un novillo mocho le hiciera un buen bujero a su caballo. En venganza, en la suerte de matar, le anduvo buscando, mareandolo hasta que le enjarreto una puñalada en los costillares traseros que formó una abertura que hablaba como una boca, cantando las verguenzas del jinete a los 4 vientos. Era de todos los colores: negra, roja y blanca. Como un bigote, una encia y unos dientes. Una boca sanguinolenta veía yo. Bataille hubiera visto un ojo (capitulo X), un ojo mirandome desde dentro y preguntandome: "¿y tú que miras?".
De los de a pie puedo decir que lo pusieron todo ellos, porque los novillos eran babosas. Como los del dibujo de más arriba. Tienen su par de cuernos, su morrillo, su rabo, sus babas, y se arrastran por el suelo.
"Con esto no hay fiesta posible", me decía yo mientras el novillo corría hacía el banderillero. Éste se disponía a cuadrar, una bala invisible impactó al animal y se vino abajo, los brazos persiguieron la carne muribunda intentando clavar el par de palitroques, imposible llegar. Lanzó los palos como dardos, a la desesperada, pero estos rebotaron en la pobre babosa rebajada en la arena. "Habrá que ablandarlos más, tienen la piel demasiado dura todavía", me decía yo.
Hubo un momento dado en el cual intentaron que una de las babosas se levantará. Creo que era para darle unos pases. Entre tres lo intentaban, y el bicho ni quería, ni podía. Entonces fue cuando el respetable empezó a tocar por palmas de tango... Para pedir música. Como si me hubieran disparado una bala de diamante en la frente, de repente lo ví todo claro. Por un lado, que sin toro no hay fiesta. Por el otro, que allí no merecía la pena cavar ninguna trinchera.
En ese momento SUBREALISTA, donde un pasodoble tronaba por una faena que no existía, miré a izquierda y derecha. La gente sonreía feliz. Viejos con sus puros, jovenes tramando, señoras con sus amigas, parejitas cuchicheando cosas al oido, peñistas con sus camisetas, familias reunidas, niños agitando pañuelos, hombres lanzando lomos, hermanas orgullosas... Y yo en medio...
Todo acabó y cruzamos el río. Abandonamos Alba tras su telón de cipreses. Nos acercamos a un hotel a las afueras y tomamos la última despidiendonos, deseandonos buena suerte, todos encantados de conocernos.
En el camino de vuelta pasamos otra vez por Arapiles. Esta vez pensé más en la estupidez de regar colinas con sangre de cientos de muertos, en el silencio inmenso que ha quedado allí, en las estupideces que podía haber pensado yo antes... Pensamientos que flotaban en el silencio del interior del coche cuando a lo lejos aparecieron Salamanca y sus luces.


(Rosa Jimenez Cano, que sabe mucho más que yo de toros, ha resumido la corrida en 20 segundos de video: la salida a hombros de Esplá. No ha puesto ni una imagen más, ni ha dicho media palabra más... Creo que esto lo dice todo sobre lo sucedido en la plaza)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cumbre como siempre...y lo de Rosa demasiado. Gracias.
Pgmacias

Anónimo dijo...

¿Alba de Tormes tiene una plaza cuca?...Degeneramos en caida libre.
Babosas y dinasticos... !Ah, y el número del caballito para que no falte de nada!.
Joder : Eso es jugarsela a cuerpo limpio y no lo de JT.
Cuidese y siga regalandonos con sus apuntes y textos... pero sin arrimarse tanto.
Recien llegado de una "aislada-isla" veo que usted ha puesto el pescado caro y viene con la goma de borrar...!Cómo está la temporada, si lo sé no vuelvo!.
Un saludo.

sol y moscas dijo...

Había que vivirlo señor Papa, había que vivirlo...
Un placer tenerle de vuelta.
Gracias a los dos por pasarse por aquí.