7 de enero de 2008

LA JUBILACIÓN


Por los interminables, resplandecientes mármoles jaspeados, veteados, nubiformes, herrumbrados, broncíneos, fogueados, en trenes de corredores y convoyes de salones, los veloces, rectileneos, silenciosos pedaleos de zapatitos negros permanentemente relustrándose al frote con el flotante, casi levitante, susurrar de las sotanas, anunciaban una nueva entre murmullos: Benedicto XVI permite la jubilación del Papa Negro.
En una de sus estancias, cuenta un cura tomado a prueba para subalterno en la Sede vaticana, se reunían los dos papas una vez a la semana para leer en silencio las noticias traidas por diversos periódicos de este mundo cruel. De vez en cuando, alguno de ellos, ante alguna noticia en especial, paraba su lectura para analizarla y comentarla en alto. Pero por lo general el silencio era sepulcral y casi sólo se podía escuchar el tintineo del vaso del mejor cristal de Bohemia contra la más fina plata del platillo que impedía la herejía de que una gota de agua tocase la madera de 4 siglos y valor incalculable.
Y así discurría esta mañana: silencio, agua Bling H2O (40 dolares la botella decorada con cristales de Swarosky), pizzete de Il Gianfornaio y L'Osservatore Romano. La luz grís de un día del enero romano entraba por la ventana. Nada en particular anunciaba lo que tenía que llegar.
Benedicto, según se comenta por los pasillos de la Santa Sede, estaba mordiendo una de esas delicias horneadas en Ponte Milvio cuando observó algunos gestos de inquietud en el Papa Negro. Éste había dejado de leer el periódico y tenía puestos los ojos en su iPhone.

¿Le pasa algo?

Silencio fue la respuesta, Benedicto abandonó el periódico al instante. No estaba acostumbrado a este tipo de actitud ante sus palabras, por lo general actuaban como sí le prestaran atención. Los ojos del jesuita parecían febriles. Entonces, en uno de esos momentos que le hubieran parecido llenos de divinidad sí no estuviera curao de espanto, la luz entró pura por la ventana bañando al hombre de negro que justo en ese instante se incorporaba lanzando el diario y exclamando:

Dimito, tengo otra misión.

En el rostro de Su Santidad se dibujó una mueca de horror al mismo tiempo que emitía una especie de gemidito...

¿Pero que dice usted?
No hay vuelta atrás Ratzinger, la decisión está tomada. El sol me ha iluminado. Tengo que intentar salvar al toro, al hombre y a la tauromaquia con mis humildes conocimientos.
Pe, pepe, pero...
No hay peros, hasta nunca y gracias... ¡Qué Dios reparta suerte!

El Papa Negro abandonó la estancia dejando tras de sí a un hombre anonadado y balbuciente.

Esto es lo que cuentan y en lo que coinciden todos los curas subalternos entre susurros en sus concilios de 3 o 4 por algún pasillo o esquina del Vaticano. La discusión viene luego, y trata sobre que fue lo que leyó en su iPhone el préposito general... Nadie puede afirmar esto con precisión, ni nadie lo sabrá hasta que él lo diga, y es posible que no lo diga nunca y por lo tanto nunca se sepa, dejando campo libre para que florezcan leyendas como malas hierbas. Hasta que ese día llegue, o sepamos que no va a llegar nunca, yo me voy a atrever a plantar una mandragora (que en griego significa "dañino para el ganado") que nos dice que ante carteles como el de Sevilla, ante toros como los de America y ante falsos ídolos como José Tomás y Morante de la Puebla necesitamos una contrareforma cuya finalidad será: "la perfección, propia y ajena, para gloria y servicio del toro".

Dios le guarde muchos años.

5 comentarios:

el papa negro dijo...

AMDG.
Ningun papa negro se ha "retirado" ... hasta la presente, pero viendo el éxito mediático y pecuniario de "los falsos profetas" he dido tentado.
Siempre "Ad maiorem Dei gloria".
Mi estimado SR. SOLyMOSCAS , puede preparar un bis con "Las tentaciones de San Antonio" y de paso ir gestionandome "una exclusiva" que me asegure la vida.
Del mas allá ya me ocupo yo.

Anónimo dijo...

No sé si lo sabrán ustedes, pero al hilo del pitón les comunico que los cristales de swarosky son gafes total.

A servidora un caniche que la pretendía no hace tanto, guau, guau, le iba regalando toda la fauna de la serie que esta paya Casa tiene dedicada a los animales. Y no vean el influjo negativo, ni les cuento, del que no me he visto libre hasta que con una garrota he pulverizado todas las piezas hasta verlas hechas añicos.

Anónimo dijo...

Disculpas, el comentario anterior me pertenece.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Por fúnebres razones de las que me acabo de enterar hace apenas diez minutos, Solymoscos y con tu permiso, retiro por completo el último párrafo de mi comentario anterior.

La condesa de Estraza

Anónimo dijo...

Señora Condesa, con que usted lo diga se retira el comentario sobre la "paya casa" (mejor definición imposible) y su mala sombra...

Con respecto a las tentaciones veré lo que puedo hacer Su Santidad, pero el experto en cristianismo es usted y San Antonio es como tema un toro resabiao (sí lo ha toreao El Bosco es que tiene mucha faena)...
Lo de la "exclusiva" va a estar dificil, recuerde que soy un eremita. Preguntele a la Condesa sí puede ayudarle. Ella tiene una amiga llamada Carmen que se mueve por la prensa y en circulos de más nivel que los mios...


Un saludo

Sol y Moscas