28 de julio de 2011

EL MENSUR







HERMANOS DE SANGRE

"Estremecerse o retroceder, aún ligeramente, significaría la deshonra. Incluso cuando el destello de acero, afilado como un escalpelo, entra en su visión periférica, él no se estremece. Segundos más tarde la sangre corre por el lado izquierdo de su cara, tiñendo su ropa de carmesí antes de juntar sus tobillos sobre el piso de madera de pino. Sus rasgos permanecen glaciales.

Sólo 10 minutos antes era el sudor lo que cubrió su cara cuando sus amigos lo besaron en la mejilla para desearle suerte. Entonces él debía estar esperando no ser el cicatrizado de por vida. Otro duelo - o mensur - que termina, batallado en una tradición centenaria observada hasta el último y doloroso detalle.

En una esquina de la habitación el olor acre del alcohol quirúrgico se eleva de dos lavamanos de acero inoxidable en el suelo. Un estudiante médico arregla sus agujas de sutura, fórceps y almohadillas de gasa sobre una mesa. Hay una caja de guantes quirúrgicos sobre el alféizar de una ventana cercana. Mientras, docenas de jóvenes hombres alemanes en la veintena charlan en una atmósfera viciada de humo, bebiendo botellas de cerveza Gotha (…)

En el pasado a veces se luchó a muerte, pero nadie ha muerto en un mensur desde los años 50. "Es simplemente una de esas cosas que debes hacer," dice Sebastian. "Es como afrontar tus miedos, no esgrima contra un adversario. La idea es que cualquier cosa a la que te enfrentes después de eso, nada te dará tanto miedo"." Blood Brothers por Jonathan Greene, resto del artículo (en inglés, perdonen la horrenda traducción de arriba), aquí...

EL MENSUR

El Mensur (del latín mensura, «medida») es un combate de esgrima con reglas estrictas entre miembros de una Studentenverbindung (asociación estudiantil) con armas de filo. La idea parte del concepto de mensur del siglo XVI que fijaba una distancia entre los duelistas.

En la actualidad el Paukant (participante del Mensur) está casi completamente protegido de las heridas. Solamente algunas partes de la cabeza quedan al descubierto y pueden resultar heridas.

Las cicatrices resultantes reciben el nombre de Schmiss, y estuvieron consideradas como una señal de honor especialmente en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX. En la actualidad es difícil para el lego identificar las cicatrices causadas en el Mensur a causa del mejor tratamiento médico.

Se ha practicado el Mensur en muchas Studentenverbindung de Alemania, Austria y Suiza, y de forma menos frecuente en Bélgica y el Báltico.

El Mensur no es ni un deporte ni un duelo, aunque tiene similitudes con estas dos formas de medir la fortaleza humana.

Como en el deporte, no tiene por qué haber antipatía entre los rivales. Entre los contendientes debe existir una cierta confianza. Por otra parte, no hay perdedores ni ganadores en el Mensur, pues la «participación altiva» (aufrechte Teilnahme) es más importante que la victoria. El desempeño de los Paukanten se evalúa con independencia del de su oponente.

Como en los duelos, el Mensur es un combate entre dos hombres, en el que es primordial no retirarse. Esta situación de combate debe disciplinar a los Paukanten en el posible sufrimiento de heridas, sin que muestren evidencias externas de miedo. El ejercicio del coraje al superar el miedo es el verdadero objetivo del Mensur, de suerte que la retirada se considera una derrota.

A diferencia del duelo, el Mensur no es una cuestión de vida o muerte para solucionar ofensas al honor. Esto es ilegal y en el Mensur actual está explícitamente prohibido. El Mensur solo se lleva a cabo en condiciones concretas que impiden la aparición de heridas graves o mortales.

El Mensur se considera entre sus practicantes importante para el desarrollo de la personalidad. El practicante debe de adquirir una técnica de combate limpia (el Pauken), así como desarrollar la disciplina y la prudencia. Debe exponerse a la amenaza de peligro inminente para superar su propio miedo.

El Pauken debe fortalecer la cohesión del grupo, y el Paukant es responsable de la unión. Participa en las actividades conjuntas del Pauktag junto con los Altherren o ex-alumnos. Un efecto secundario de las obligaciones del Mensur es a que los estudiantes que solo tienen fines materialstas, pero no desean aportar nada, se les prohíbe unirse.

CODA

Todo esto es tan evidente que no hace falta ni marcar en negrita el texto, volvemos, una vez más, a Jeff Pledge:

¿El toreo no sería la aportación occidental a ese patrimonio de la humanidad que son las artes marciales, con todos los valores filosóficos que esto implica?



Así de guapos quedaban los "chicos". El de abajo, ni más ni menos, Otto Skorzeny...


(quién piense mezclar mensur y nazis que lea el artículo entero en inglés, puede llevarse una gran sorpresa...)

5 comentarios:

kaparra dijo...

Arratxaldeon,que en castellano viene a ser buenas tardes. Mi ingles de Lakuntza monsieur Sol y Moscas no me permite enterarme de too, y con la gusanera me quedo de no haberlo hecho. Esta Quijotesca historia la veo yo en "algunos" Toreros, y como tal ,mañana a Azpeitia con el Maestro Hernandez marcho. Haber si el dios Toro con sus sumosacerdotes nos dicen algo alos incondicionales feligreses. Por cierto. !!!viva el vino!!! le veo a uste en forma.
Un incondicional saludo.

sol y moscas dijo...

Kaparra... el artículo cuenta como estas sociedades preferían la esgrima y los placeres del alcohol y el tabaco a la política, además de constituir fratrías tan cerradas que cuando se negaron a expulsar a sus miembros judíos durante el mandato de Hitler, fueron prohibidas por éste... la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida como canta Rubén Blades en Pedro Navaja...

Un saludo y espero el resumen de Azpeitia...

Anónimo dijo...

Esto es lo que dice Zweig, el pobre Stefan, en sus memorias de poco antes de pegarse un tiro en Brasil en 1942 (se publicaron postumamente):

"Por otro lado, para ser considerado un estudiante "en toda regla", era necesario "haber demostrado" la propia virilidad, es decir, haber salido airoso de tantos duelos como fuera posible e incluso llevar en la cara, en forma de "cicatrices", las marcas distintivas de tales heroicidades; unas mejillas lisas y una nariz sin marca eran indignas de un auténtico académico germano. Y así, los estudiantes "de todos los colores", los que pertenecían a una corporación con distintivos de color, se veían obligados sin cesar, a fin de poder "batirse con cuantos más adversarios mejor", a provocarse mutuamente o a provocar a otros estudiantes y oficiales del todo pacíficos. Era en las salas de esgrima de las "corporaciones" donde se inculcaba esta noble y principal actividad de los nuevos estudiantes... Cada "zorro", es decir, novicio, era confiado a un hermano de la corporación, al que debía obediencia servil y el cual, a cambio, lo adiestraba en las nobles artes de su código de conducta o 'komment': beber hasta vomitar, vaciar de un trago y hasta la última gota una jarra grande de cerveza... para así corroborar gloriosamente que uno no era un "blando", o vociferar a coro canciones estudiantiles y escarnecer a la policía marcando el paso de la oca y armando jaleo por las calles de noche. Todo eso era considerado "viril", "estudiantil" y "alemán", y cuando las corporaciones -con sus gorras y brazaletes de colores- desfilaban agitando sus banderas en sus "callejeos" de los sábados, esos mozalbetes simplones, llevados por su propio impulso hacia un orgullo absurdo, se sentían los auténticos representantes de la juventud intelectual... notarios y médicos de pueblo de edad provecta levantaban durante anhos sus ojos achispados hacia las garambainas de colores y las espadas colgadas en la pared en forma de cruz, orgullosos de sus cicatrices, vistas como marca acreditativa de su condición de "académicos". A nosotros, en cambio, esta actividad boba y brutal sólo nos producía asco, y cuando tropezábamos con una de esas hordas con brazales, doblábamos sabiamente la esquina; porque para nosotros, que teníamos como valor máximo la libertad individual, el gusto por la agresividad y a la vez por el servilismo de grupo representaban, con claridad meridiana, lo peor y lo más peligroso del espíritu alemán... (sigue)"

Anónimo dijo...

"... Sabíamos además, que tras ese romanticismo momificado se escondían objetivos prácticos astutamente calculados, puesto que la afiliación a una corporación ”duelista” aseguraba a todos sus miembros la protección de los ”viejos senhores”que ya ocupaban altos cargos y les facilitaban la carrera. De la asociación de los ”Borusianos”, de Bonn, partía el único camino seguro hacia la carrera diplomática alemana; de las corporaciones católicas de Austria, el camino hacia las buenas prebendas del partido socialcristiano en el poder, y la mayoría de esos ”héroes” sabían perfectamente que sus brazales de colores sustituirían en el futuro los estudios serios que ahora descuidaban y también que cuatro cicatrices en la frente podían llegar a ser un día mejor recomendación para un cargo que lo que estaba detrás de ella. La simple visión de aquellas rudas bandas militarizadas y sus caras cortadas, insolentemente provocadoras, me quitó las ganas de visitar los espacios universitarios; también otros estudiantes, deseosos de aprender de veras, evitaban el paraninfo para ir a la biblioteca y así evitar cualquier encuentro con aquellos tristes héroes.”

S. Zweig, ”El mundo de ayer. Memorias de un europeo”, ed. Acantilado 2002, pp. 129-131)

Por él me he enterado de que antes de la PGM no había pasaportes y de que uno se bajaba del tren o del barco y nadie, ningún perro guardián, le preguntaba nada.

Pobre Zweig. Se quedó sin país (Austria), sin Europa, sin su fe Humanista. No estoy muy metido en el tema, pero de entre los deshauciados austrohungaros debe de ser un ejemplo especialmente trágico. Su generación, y él -con otros muchos- dentro de su generación (no sólo el fin de un mundo con la PGM, sino la destrucción del mundo con el encumbramiento del crimen en el Tercer Reich).

Hala.

Un abrazo.

PD: http://reggio.wordpress.com/2007/12/23/sobre-el-patriotismo-de-rafael-sanchez-ferlosio-en-el-pais/

sol y moscas dijo...

Gracias por las palabras de Zweig. Sin embargo, como en todo, considero que el fútbol es tanto tú, yo y cuatro amigos corriendo por un campo sin porterías, como el espectáculo multimillonario que reina en España, como los ultras que se emborrachan y se pegan por unos colores, como los que rondan por los palcos con ganas de hacer negocios entre potentados. Esto y el mensur, lo mismo. Cada uno coge lo que quiere.

Ferlosio, con un poco de Zweig (suicidarse, ya son ganas de dramatizar), me recuerda a Adorno, que es el culpable de que me esté cansando mucho de los teóricos críticos. Te paso varios extractos, donde aparece Adorno, de lo que ha escrito Alex Ross (especialista en música clásica del New Yorker) en su libro The rest is noise:

"Era un practicante eficaz de la política de estilo, utilizando todos los recursos a su disposición para degradar aquella música que él (!!!!!!) considerara retrograda. Un objetivo de su libro de 1949 "Filosofía de la nueva música" era destruir el neoclasicismo de Stravinsky; el hecho mismo de preservar la tonalidad en la época moderna, afirmó Adorno, delataba síntomas de la personalidad fascista.

- ejemplo: http://www.youtube.com/watch?v=KXVuVQuMvgA

Condenó a Hindemith a partir de premisas similares, defendiendo que la Gebrauchsmusik equivalía al kitsch nazi. En su libro Minima Moralia, Adorno se mofaba de los compositores estadounidenses de creencias populistas, afirmando que Lincoln Portrait de Copland podía encontrarse en el gramófono de todos los intelectuales estalinistas.

El único camino para Adorno era el que Schoenberg había trazado al arrancar el siglo. (...) René Leibowitz defendió en su libro "Schoenberg y su escuela" que la atonalidad hacía gala de una "inflexible fuerza moral". (...) Schoenberg contestó: "No compongo principios, sino música" (..) Schoenberg repudió los ataques de Adorno a Stravinsky ("así no debe escribirse") y encontró poco más que fuera de su agrado en los panegíricos a la atonalidad del teórico ("Ya utilizaba entonces esa jerga estúpida que le produce una oleada de emoción a los profesores de filosofía"). (...) La "camarilla Schbrg" tendría que romperse antes de que su música pudiera escucharse como es debido. (...)

En la escena central de Doktor Faustus, Leverkühn mantiene un diálogo fruto de una alucinación con el diablo, que no deja de cambiar de apariencia y que en un momento dado adopta la forma de "un intelectualista que escribe sobre arte, sobre música, para los periódicos vulgares, un teórico y crítico, compositor él mismo, en tanto que la reflexión se lo permite"; el retrato que hace Mann de Theodor Adorno. El diablo-crítico emite juicios sobre el estado de la música contemporánea, eliminando todas las posibilidades salvo el camino schoenbergiano, aquel que sigue un "imperativo inexorable de densidad". Leverkühn replica. "Puede saberse eso y reconocer de nuevo la libertad más allá de toda crítica. Puede potenciarse el juego jugando con formas con las que, como se sabe, la vida ha desaparecido." El diablo rechaza una opinión así como "nihilismo aristocrático". Pero Leverkühn continua haciendo REALIDAD esta posibilidad en su concierto de violín. Se trata de una obra llena de consciencia irónica, cuya delicadeza linda con la burla.""

Este hombre que iba dando lecciones fue considerado por otro compositor, Ligeti, como "el estúpido más inteligente que he conocido". Hanna Arendt a él y a Hokenheimer los llamaba "that pack of bastards", y consideraba que junto a Freud, la escuela de Frankfurt era "uno de los fraudes más grandes del universo".

- link: http://www.elboomeran.com/blog-post/1/88/felix-de-azua/la-extrana-pareja/

Coda. Te recuerdo a Heráclito (el mundo es una baraja) y Montaigne (puede lograrse el mismo fin por distintos medios). Dentro de las fratrias habrá de todo, como dentro del criticismo hay mucho de gesto publicitario de cara a la grada.

Un saludo